El embarazo es uno de los momentos cruciales en la vida de muchas mujeres. Durante este periodo, el cuerpo experimenta cambios físicos y psíquicos que pueden provocar algún malestar y que suele provocar muchas dudas e incertidumbre. Si hay algo que las embarazadas necesitan por encima de todo son herramientas para sentirse mejor físicamente, pero también más seguras, tranquilas y que les permitan disfrutar de ese momento único en total plenitud.
Son frecuentes molestias como dolor lumbar o “ciática”, malestar en el aparato digestivo debido a la presión ejercida por el bebé y el movimiento de órganos internos para adaptar el cuerpo al cuerpecito que crece en su interior, insomnio…
El embarazo es un momento idóneo para acudir al quiropráctico: ¿por qué? Pues porque trabajamos en órganos como como el útero con el objetivo de dejar más espacio para una posición fetal óptima, y esto, a la hora del parto, os aseguramos que marca una gran diferencia.
Los ajustes quiroprácticos son adaptados a esta fase en el cuerpo de la mujer, se realizan de otra manera. Además se trabaja específicamente en caderas y pelvis, liberando ligamentos y músculos.
Mediante nuestros ajustes conseguimos ayudar a una posición fetal óptima, poder mantener un estado físico lo más “normal” hasta el momento del parto y posteriormente también : caminar y moverse con facilidad, evitar lumbalgia que inmovilizan, duelen y nos obligan a tomar analgésicos.
También ayuda a conciliar mejor el sueño y tener un parto menos traumático físicamente y un post parto más llevadero.
Otro día os contaremos los enormes beneficios de los ajustes quiroprácticos para el bebé, que son muchos y muy evidentes ; )
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